A partir de entonces, el uso de mascarilla pasará a considerarse altamente recomendable con el fin de proteger a la población vulnerable en determinados entornos, según lo acordado en el Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud (CISNS) por el Ministerio y los consejeros de Sanidad de las CCAA de forma unánime el pasado 23 de junio.
En detalle, se recomienda seguir llevando mascarilla en los centros sanitarios a las personas sintomáticas cuando estén en espacios compartidos y a los profesionales que atienden a casos sintomáticos, así como en las UCI, en unidades con pacientes vulnerables y en las urgencias hospitalarias o de atención primaria, incluida la sala de espera.
De igual manera, en los centros residenciales de personas mayores y personas con discapacidad, aunque no se recomiende el uso universal de las mascarillas, se considera necesario tomar precauciones adicionales para evitar brotes.
De esta manera, se declara la finalización de la crisis sanitaria ocasionada por la covid-19, una vez se han ido eliminando paulatinamente las restricciones en España, “1.207 días después”, según ha apuntado el ministro de Sanidad, José Miñones: “Aunque la enfermedad sigue presente, ya no supone una situación de crisis sanitaria”.
“Tres años después del comienzo de la pandemia hemos acordado el fin de la crisis sanitaria y que decaigan todas las medidas extraordinarias, con especial atención a la obligatoriedad de la mascarilla”, ha expresado en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros.