De esta manera, los participantes en el cónclave monetario señalaron que “una mayor moderación en el ritmo de endurecimiento de la política era apropiada para proporcionar tiempo adicional para observar los efectos del endurecimiento acumulativo y evaluar sus implicaciones para la política”.
“Los participantes acordaron que sus decisiones de política en cada reunión continuarían basándose en la totalidad de la información entrante y sus implicaciones para las perspectivas económicas, así como el balance de riesgos. También enfatizaron la importancia de comunicar al público su enfoque dependiente de los datos”, destaca el texto.
Las actas muestran además que algunos banqueros centrales se mostraron partidarios de un aumento de 25 pb, esgrimiendo que “el mercado laboral se mantuvo muy ajustado, el impulso de la actividad económica había sido más fuerte de lo anticipado y había pocas señales claras de que la inflación estaba en camino de volver al objetivo del 2% del Comité con el tiempo”.
Sobre la evolución de la economía, subrayaron que “la actividad económica había continuado expandiéndose a un ritmo moderado“, mientras que “el mercado laboral se mantuvo muy ajustado, con sólidas ganancias de empleo en los últimos meses y la tasa de desempleo todavía baja, pero hubo algunas señales de que la oferta y la demanda en el mercado laboral se estaban equilibrando mejor”.
“La economía enfrentaba vientos en contra debido a condiciones crediticias más estrictas, incluidas tasas de interés más altas, para hogares y empresas, lo que probablemente pesaría sobre la actividad económica, la contratación y la inflación, aunque el alcance de estos efectos seguía siendo incierto”, agrega el texto.
En general, los participantes notaron “un alto grado de incertidumbre con respecto a los efectos acumulativos en la economía tanto del endurecimiento de la política monetaria ya promulgado como del posible endurecimiento adicional de las condiciones crediticias derivadas de los acontecimientos recientes del sector bancario”.
En lo relativo a la banca, los participantes destacaron que “las tensiones habían disminuido y que las condiciones del sector bancario habían mejorado mucho desde principios de marzo“, y algunos mencionaron que “las condiciones crediticias no parecían haberse endurecido significativamente más allá de lo esperado en respuesta a las medidas de política monetaria adoptadas desde principios del año pasado”.
Los analistas de Oxford Economics señalan que estas actas aumentan las probabilidades “de otra subida de tipos en julio“, y agregan que “lo más probable ahora es que el empleo de junio y el índice de precios al consumidor deban sorprender significativamente a la baja para que la Fed no suba las tasas en julio”.
“El ala de línea dura de la Fed está haciendo más ruido, lo que sugiere que la Fed no ha terminado de endurecer la política monetaria, particularmente porque las preocupaciones sobre el estrés en el sistema bancario han disminuido”, aseguran.
Desde Pantheon Macroeconomics subrayan que “la sección de política prospectiva de las minutas ofrece poco más allá del diagrama de puntos y los comentarios del presidente Powell en la conferencia de prensa”.
“La mayoría de los miembros esperan dos aumentos más, pero las decisiones políticas dependen de los datos. Los próximos informes de empleo e IPC determinarán si suben en julio. A partir de entonces, está claro que algunos miembros se sienten cada vez más incómodos con la idea de más aumentos, pero por ahora son una minoría de seis”, aseguran.