El tiempo le dio la razón a Sinéad O’Connor, pero en 1992 fue una de las personas más criticadas en Estados Unidos y su prometedora carrera explotó de maneras fuera de su control. Con su tristísimo y prematuro fallecimiento es el momento de hacer justicia con alguien que supo denunciar los abusos sexuales dentro de la iglesia antes de que nadie más lo hiciera en televisión, marcando un hito que tuvo como respuesta un ostracismo absoluto que nos da una idea de lo que era el mundo del entretenimiento hace treinta años. Y no, por más que algunos se empeñen, todo tiempo pasado no fue mejor.
Ay, Papa
En 1992 la maquinaria de ‘Saturday Night Live’, el programa de sketches en directo más famoso de la historia de la televisión, funcionaba a pleno rendimiento. Eso sí, sin saberlo se encontraban en el inicio de la remodelación de su status quo tras el anuncio de que ese sería el último año de Chris Rock. El cast contaba con Chris Farley, Phil Hartman, Mike Myers, Adam Sandler, Rob Schneider, Tim Meadows o Dana Carvey. Palabras mayores de la comedia.
Por aquel entonces, ser la estrella musical de ‘Saturday Night Live’ era vital para el éxito: casi 13 millones de espectadores veían NBC en directo todos los sábados por la noche. Sinéad O’Connor, a sus 26 años, ya era un fenómeno internacional gracias a la canción ‘Nothing compares 2U’ (escrita por el mismísimo Prince) y no iba a desaprovechar la oportunidad para hacer algo inaudito. Presentada por Tim Robbins, la cantante aprovechó para cantar dos canciones: ‘Success has made a failure of our home’ salió tal y como la habían ensayado, y nada parecía dar a entender que cambiaría en algo en su versión de ‘War’ adaptada para protestar contra el abuso infantil.
Por supuesto, ni Lorne Michaels ni nadie del equipo sabía lo que iba a pasar al final de esta canción: la cantante, durante los ensayos, había mantenido en la mano la imagen de un niño brasileño a quien la policía había matado, pero es no era su idea. Pretendía romper con todo, literalmente, y hacerlo en directo delante de todo Estados Unidos. Tras cantar la frase “Tenemos confianza en la victoria del bien sobre el mal” sacó una foto del Papa Juan Pablo II, la rompió en varios pedazos y la tiró al aire gritando “¡Luchad contra el verdadero enemigo!”.
El sopapo de Joe Pesci
El ambiente en el plató era de estupefacción, y el director del episodio, Dave Wilson, dio la orden de no iluminar al público ni dejar que se escucharan sus aplausos porque sentía que ella le había traicionado. Lo que, por otro lado, es absoluta y brutalmente cierto. Al terminar, la NBC recibió 4484 llamadas de protesta y solo 725 de apoyo, y Sinéad O’Connor no volvió a ser invitada jamás a ‘Saturday Night Live’, siendo una de las pocas artistas con el acceso prohibido al programa. Como curiosidad, otros artistas prohibidos son Cypress Hill por fumarse un porro en directo, System of a down por decir “Fuck, yeah”, Rage against the machine por romper una bandera estadounidense o Frank Zappa porque, aparentemente, se comportó como un imbécil.
Contra lo que se suele pensar, esta no fue la única vez que O’Connor cantó en el programa: en mayo de 1990 rechazó la invitación como protesta por el presentador de la semana, Andrew Dice Clay, un polémico cómico homófobo y misógino de la época. Finalmente apareció en noviembre de 1990, y la experiencia fue tan buena que volvieron a invitarla dos años después. Nunca volvió a subir a ese escenario.
La semana siguiente, con Joe Pesci como presentador, ‘Saturday Night Live’ no evitó el tema: el actor pidió que le dieran la imagen del Papa pegada de nuevo y añadió que tenía suerte de que no hubiera sido él el presentador, porque si hubiera roto la foto en su presencia en su presencia, le habría dado un sopapo y “le habría cogido de sus cejas”. El público lo recibió con aplausos y vítores: visto desde treinta años después, sabiendo que ella tenía razón al denunciar los abusos en la iglesia y cómo han cambiado las sensibilidades sexistas, es un monólogo, digamos, desafortunado.
Descanse en paz
Por supuesto, la cosa no paró durante las siguientes semanas y la burla hacia Sinéad O’Connor fue absoluta a lo largo y ancho de la televisión nacional. Por ejemplo, Arsenio Hall tuvo en su programa a un doble del Papa rompiendo una foto de la cantante, en el propio ‘Saturday Night Live’ le dedicaron varios sketches y en los programas de debate no se hablaba de otra cosa. Al final, ella se vio tan atrapada que tuvo que escribir una carta pidiendo que la gente dejara de hacerle daño. Imaginad que pasara hoy, con Twitter y la máquina de odio a pleno rendimiento.
Años después supimos que ella sufrió abuso sexual por parte de curas cuando era niña (“Sexual y físico. Psicológico. Espiritual. Emocional. Verbal”, confesó en su momento) y, cuando los casos de pederastia dentro de la iglesia salieron a la luz, el incidente de la foto dejó de ser percibido como una extravagancia. “A todo el mundo le gusta una estrella del pop, ¿sabes? Pero yo soy una cantante protesta”, se definía a sí misma en sus memorias.
La historia de la foto del Papa es uno de los episodios oscuros de la historia de la televisión americana, especialmente porque encapsula muy bien el sentir de la época, unos años 90 donde, nostalgias aparte, mujeres como Lorena Bobbitt o Mónica Lewinsky eran vilmente parodiadas (hasta que encontraron justicia muchos años después, cuando se recontextualizaron sus casos) y la televisión era el centro de la vida cotidiana. Tanto, que tres minutos podían marcar el destino de una carrera… por mucho que Sinéad O’Connor jamás se arrepintiera, ni un poco, de haber enfadado a todo un país que no estaba preparado para tener la conversación que se vio obligado a enfrentar una década después.
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La noticia
“Le habría dado un sopapo”. Aquella vez que Sinéad O’Connor rompió la foto del Papa en directo y la televisión americana intentó cargarse su carrera
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Espinof
por
Randy Meeks
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