Estamos en 1992. Mattel, tras treinta años dominando el mercado de las muñecas sin discusión, lleva un tiempo lanzando pequeños especiales musicales de una Barbie rockera hechos directamente para televisión (‘Barbie and the Rockers: Out of this world’ o ‘Barbie and the Sensations: Rockin’ back to Earth’) y toma la decisión que tantas niñas a lo largo de Estados Unidos estaban deseando: ahora, la muñeca favorita de todas también hablaría. “¡Guau, Barbie! ¡Hablas de las cosas que más me gustan! ¡A Barbie le gustan las mismas actividades que a mí! ¡Puedo compartir secretos con Barbie!”, decía el anuncio en prensa. Spoiler: no fue así.
Se produjeron 350.000 muñecas en una primera tirada: cada una venía con cuatro frases pregrabadas de entre 270 posibles, que distaban bastante de ser el paraíso feminista de la ‘Barbie’ de Greta Gerwig. Decían cosas como “¿Alguna vez tendremos suficiente ropa?”, “¡Planeemos nuestra boda de ensueño!” o la que hizo saltar todas las alarmas: “¡La clase de matemáticas es difícil!”, que estaba insertada en un total de 3500 Teen Talk Barbie (que ahora, por cierto, cuestan un pastizal). ¿Os suena de algo? Por una vez, ‘Los Simpson’ no predijeron: lo contaron a su manera.
El sombrero es nuevo
“¡Ojalá nos enseñaran a ir de compras en el colegio!” era la primera frase que una frustrada Lisa escuchaba de boca de su ídolo, Stacy Malibú, una sosias de Barbie que daba así su “discurso que, sin duda, será conmovedor y memorable”. En la quinta temporada de una serie en un estado de forma fabuloso y en la que cada chiste daba en el clavo, ‘Lisa contra Stacy Malibú’ marcó una época y definió aún más a un personaje que solía ser la voz de la razón en la serie.
Vanity Fair ha hablado con los responsables del episodio, Josh Weinstein y Bill Oakley, que últimamente han estado en boca de todos por una “predicción” en un gag en el que Kent Brockman decía “Aunque no es habitual que dediquemos los 28 minutos a una muñeca, a un servidor le resulta imposible dejar de hablar de ella. Esta es realmente una noticia fascinante. Buenas noches. Ah, el presidente ha sido detenido por asesinato, buenas noches“. Una vez más, ‘Los Simpson’ predijeron la detención de Donald Trump. Bueno, más o menos. En aquella época, que el presidente de los Estados Unidos fuera detenido por algo ya era impensable y, por tanto, una broma. The times a’changing.
Si tenemos que hacer una lista de los veinte mejores episodios de la serie, es muy probable que ‘Lisa contra Stacy Malibú’ se haga un hueco: “Resuena particularmente con las mujeres, diría. Cuando conozco a una chica fan, normalmente lo nombran como su favorito“, reconoce Oakley, el autor de la ya icónica frase que responde a la necesidad de Lisa de encontrar algo relevante que tenga que decir tras tantos años callada: “A mí no me preguntes, solo soy una chica”.
Come on, Stacy, let’s go party
Hay un gag en el episodio que nos da una idea de lo mucho que ‘Los Simpson’ le deben a una actualidad yanqui a la que en España no teníamos manera de llegar. También es cierto que allí pasaba algo parecido, según el propio Oakley, que recuerda cómo le dijeron al poco de entrar como guionista en la serie “Coge las tendencias de hoy y en diez meses, cuando la gente se haya olvidado de ello, creerá que te lo has inventado tú“.
El chiste en cuestión empieza cuando las niñas prueban sus Stacy Malibú parlantes y el de una dice “Mis sentidos de arácnido me alertan: ¿Ha llamado alguien a Spiderman?”. Esta era una referencia a la protesta que un grupo de activistas llamados Barbie Liberation Organization llevaron por todo el país, cambiando las cajas de sonido de los G.I.Joe parlantes (“¡La venganza es mía!”, “¡Come polvo, Cobra!”, etcétera) por las de Barbie. Incluso lanzaron panfletos enseñando a hacerlo y se calcula que lo consiguieron en unas 300 unidades.
Barbie, para Oakland, era entonces un asunto muy serio: su mujer se había convertido en aquellos años en una coleccionista acérrima de la muñeca, iba a convenciones y estaban totalmente metidos en la cultura de la estrella de Mattel. Por cierto, la mujer acabaría escribiendo para ‘Los Simpson’: Rachel Pulido es la autora de ‘Escuela primaria confidencial’ (en el que Skinner y Krabappel acaban liados) y una parte de ’22 cortometrajes sobre Springfield’. En aquella época, donde la sala de guionistas era poco menos que un lugar de hombres, que entrara una mujer de vez en cuando ya era un logro. El feminismo en aquella etapa de la serie era tan reivindicable como de boquilla. Bueno, una imagen vale más que mil palabras:
‘Lisa contra Stacy Malibú’ es un episodio feminista, o al menos todo lo feminista que podía ser una serie de Fox en febrero de 1994, cuando se estrenó. Y nadie mejor para interpretar a Stacy Lovell, la creadora de Stacy Malibú y sosias de Ruth Handler (creadora de Barbie, que encontró su “inspiración” en la muñeca alemana Bild Lilli), que una de las mujeres más relacionadas con el feminismo de aquellos años, un auténtico icono: Kathleen Turner.
Malibú se casó
Por aquel entonces, Kathleen Turner estaba empezando a sufrir de dos cosas: primero, una artritis reumatoide. Segundo, la cura que encontró en aquel momento para aguantar el dolor: caer en el alcoholismo. La actriz rechazó papeles en películas como ‘Ghost’ o ‘Los puentes de Madison’ porque o bien no podía hacer los papeles físicamente, o bien podía hacerlos pero estando totalmente borracha. En 1994 solo hizo la mítica ‘Los asesinatos de mamá’, dejó de lado papeles protagonistas y comenzó a dedicarse más a hacer doblaje de animación tras convertir a Jessica Rabbit en un exitazo mundial.
Había un problema: aunque la serie le encantaba, el tema, de inicio, no le interesaba lo suficiente. “Nunca tuve muñecas. Siempre que alguien intentaba darme una, todo lo que hacía era arrancarles las cabezas. No quería ninguna estúpida muñeca”, recuerda. Además, hacía dos décadas que no hacía un papel televisivo, y en aquella época era como denigrarse un poco (sí, los tiempos cambian). Pero el guion acabó por convencerla y el personaje de Lovell tocó algo en su interior: “Su escepticismo, su cinismo, y después cambiarlo, sentirse obligada a hacerlo por la niña… Era deliciosamente divertido. Y triste”.
Hay algo de la historia de ‘Lisa contra Stacy Malibú’ que suele pasarse por alto cuando se ve el episodio: al principio, Lovell advierte a Lisa de que su muñeca jamás triunfará y no venderán una sola unidad. Y, efectivamente, al final solo venden una. Pero habrá merecido la pena “si esa niña puede pagar 46.000 dólares por la muñeca”. Vamos, que era una buena mujer de negocios que tenía toda la razón desde el principio. Y la lección que Kathleen Turner saca de ese fracaso es mucho más amarga de lo que parece.
Ella no quería hacerlo. Creo que quería probar a Lisa que estaba en el lugar equivocado, en el momento equivocado. Toda mujer realmente inteligente que muestra su inteligencia y sus habilidades tiene una diana en su espalda. Y desde luego se supone que no debes ser atractiva e inteligente. ¡Que el cielo no lo quiera! Así que sí, puedo sentir a esta mujer diciendo “Oh, dios, ¿a cuántas putas personas tengo que convencer?”.
Mosquis, vaya anuncio
Aunque la película de ‘Barbie’ haya demostrado que se puede hablar de sexismo y de patriarcado en una pantalla sin ahuyentar a las masas, en los 90 era todo muy distinto. Tanto, que la palabra “sexismo” parecía, como dicen en la serie, “una palabrota”. Y para prueba, los anuncios que lanzaron desde Fox para promocionar el episodio, donde se veía a Bart mirando bajo las faldas de Stacy Malibú y diciendo “¡Todo por la investigación, tío!” mientras se anunciaba que llegaba a Springfield “una nueva muñeca sexy”.
En un episodio sobre Lisa, el que salía promocionado era Bart. Y lo que hacía iba totalmente en contra del espíritu del mismo. “Estamos bastante seguros de que alguien dijo al encargado de la promoción ‘Es una nueva muñeca sexista’ y escucharon ‘Nueva muñeca sexy’. O… es una horrible y asquerosa perversión de lo que es la serie. Es literalmente el mensaje contrario al que tratábamos de dar”. Al final, el episodio fue visto por once millones de personas en Estados Unidos en su estreno y, por supuesto, por millones y millones más en los últimos treinta años.
Y, al final, lo que queda es el recuerdo de una obra maestra en una temporada en la que todos los episodios lo son (‘Homer asiste a la universidad’, ‘El cabo del miedo’, ‘Ciudadano Burns’, ‘Bart se hace famoso’, ‘Homer en el espacio exterior’…). “Recuerdo escribir el episodio y pensar, ‘Si algún día tengo una hija, quiero que vea este episodio y le guste’. Ambas lo han visto, y sé que lo han disfrutado, pero no es como si hablaran constantemente de él”, dice Oakley con el mismo regusto agridulce que deja el episodio en sí mismo. No deja de ser bonito (y al mismo tiempo triste) que tantos años después ‘Barbie’ aborde los mismos temas que ‘Lisa contra Stacy Malibú’ y sigan siendo absolutamente vigentes. Veremos qué pasa dentro de treinta años. Hasta entonces, horneemos galletas para los chicos.
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La noticia
“A mí no me preguntes, solo soy una chica”. Aquella vez que ‘Los Simpson’ hablaron de Barbie y feminismo 30 años antes que Greta Gerwig
fue publicada originalmente en
Espinof
por
Randy Meeks
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