Por suerte, el algoritmo (aún) no lo domina todo. De vez en cuando nacen programas que desafían el continuo runrún de fondo que suponen la gran mayoría de contenidos que ofrecen los servicios de streaming y se convierten en parte imprescindible de nuestras vidas. Maravillas como ‘I think you should leave’ en Netflix, ‘Jury Duty’ en Amazon Prime Video o ‘Los ensayos’ en HBO Max demuestran que hay un mundo de formatos más allá de las series clónicas y los realities menos imaginativos. Y a la cabeza de todos ellos, una serie de documentales que llegó de forma inesperada y se ha marchado demasiado pronto: la increíble ‘How To With John Wilson’.
Cómo despedirse de tu serie favorita
Sabemos lo que es terminar la temporada de una serie que nos ha gustado o llegar a la última frase de un libro apasionante y sentir un pequeño vacío interior que solo puede llenarse con más consumo. Es en lo que se basa el ocio del siglo XXI, al fin y al cabo: consumir continuamente y no tener tiempo de pensar o de repetir aquello que nos ha encantado porque siempre hay algo nuevo que no te puedes perder.
Pero, para mí, ‘How To’ ha sido una experiencia abrumadoramente distinta. Al finalizar el último programa (un brutal tour de force entre órganos de iglesia en restaurantes, criogenización y personas castradas que fluye con una inaudita naturalidad), tuve dos sensaciones nada habituales al terminar un programa televisivo: por un lado, la plenitud de quien ha disfrutado de algo especial que no podía haber sido más perfecto. Por otro, la constatación de que jamás habrá nada parecido a lo que ha creado John Wilson.
¿Cuántas veces os habéis sentado a ver un programa sabiendo -o intuyendo- lo que os ibais a encontrar? Eso jamás ocurre en estos documentales de HBO Max, que comienzan en un punto pero jamás imaginas hasta dónde van a crecer o los vericuetos por los que van a desarrollarse. Wilson puede empezar preguntándose cómo limpiarse los oídos y acabar en un búnker antinuclear donde una familia entera está pensando en mudarse o plantearse cómo recordar tus sueños y terminar confraternizando con un grupo de personas que aprenden Na’vi por si algún día podían vivir en Pandora. Pero nunca, jamás, con ánimo de reírse de las personas que encuentra por el camino, sino abrazándolas, acomodándolas, mostrando el lado más humano de la rareza.
Cómo llorar por una aspiradora
No importa lo extraña que sea la situación en la que el documentalista se ha metido, desde gente que explica cómo hacer BDSM en los andamios de Nueva York hasta tiendas de ataúdes con formas de coche: todos acceden a hablar con John Wilson porque no hay maldad en sus intenciones, sino una simple curiosidad bienintencionada por todo lo que le rodea. Y así consigue mostrar un lado sentimental (de primeras imposible) en una convención de fanáticos de las aspiradoras o sacar el secreto más íntimo de una persona que quiere criogenizar solo su cabeza.
Pero si algo marca ‘How To’ es un sentido del humor dominado por el montaje, en el que uno no acaba de comprender cómo es posible que Wilson y su pequeño equipo hayan captado las imágenes más locas y sorprendentes de toda la televisión moderna: pequeñas obras maestras del humor en pildoritas de cinco segundos que sirven para introducir el tema de la semana. Es una mezcla tan inexplorada y salvaje como apacible y entretenida: al contrario que otros programas más outsiders, este nunca trata de segmentar a la población o mirar por encima del hombro al espectador menos avezado.
En la media hora semanal que presentaba HBO Max uno no sabía si iba a encontrarse con carcajadas, lagrimones (ojo al último episodio de la primera temporada) o reflexiones personales que colindan con un sentimiento general. Poco a poco, la serie pasó de un retrato global perfecto de Estados Unidos a un ensayo sobre el propio documentalista, sus taras, sus vivencias y sus errores. Y, en un giro de guion inesperado, sobre la pantomima que sujetaba la realidad ficcionada.
Cómo decir la verdad a tu público
Estoy seguro de que la pregunta más habitual que le han hecho a John Wilson es “¿Cómo consigues esas imágenes?”. Y, metido de lleno en su última temporada, quiso romper una lanza contra la autenticidad del documental. Durante el episodio ‘Cómo observar pájaros’ termina montando una trama de pura ficción dentro del relato real que culmina en una conspiración y la explosión de su coche. Ahí muestra todas las tergiversaciones que han tenido lugar en el episodio: participantes que han cobrado por hablar delante de la cámara, policía que había sido avisada de que un coche iba a explotar en una filmación, etcétera.
Como queriendo darnos un último truco de magia, ‘How To’ mostró sus propias entrañas sin que eso le quite ni un ápice de calidad, profundidad y realidad. Y es que no ha habido un programa más especial durante los casi cuatro años que ha durado. Ignoro qué es lo siguiente para John Wilson, pero tiene uno de los futuros más prometedores de Hollywood en sus manos. Él dice que quiere seguir haciendo más cosas que le gustaría ver y que aún no existen, y pocas cosas definen mejor estas tres temporadas donde le hemos visto crecer como narrador y, sorprendentemente, como persona.
‘How To With John Wilson’ es lo mejor que se ha hecho en televisión desde la pandemia, una obra maestra que puede que hayas pasado por alto. Una loa a la rareza hasta sus últimas consecuencias enmarcada en la búsqueda de un formato propio en tiempos adversos para la creatividad sin límites. Desde su primer minuto, es inevitable no dejarse llevar por la voz de su presentador meciéndonos por un Nueva York casi onírico, que solo existe en su cámara de vídeo y que, al mismo tiempo, es un cuadro surrealista que encaja con la sensibilidad única de su autor. Hasta la próxima, John.
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La noticia
‘How To With John Wilson’ es la gran obra maestra post-pandémica: una sensible alabanza de HBO Max a la rareza en tiempos de algoritmos y formatos clónicos
fue publicada originalmente en
Espinof
por
Randy Meeks
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