Puede parecer raro a estas alturas de la temporada conformarse con lo visto en el Metropolitano por parte del Atlético de Madrid, pero hay que tener en cuenta el contexto. Y el del equipo colchonero viene de cuatro partidos en diez días, con siete y ocho bajas en los últimos encuentros; con futbolista clave sin ritmo adecuado tras volver de lesión; con una rotación de 13 ó 14 jugadores como máximo; teniendo que aguantar auténticas batallas como la del derbi, la remontada del Cádiz, el acoso de El Sadar o el partido infernal que le plateó el Feyenoord.