La ventaja de tener plataformas de streaming es que muchas veces rescatan joyas del cine prácticamente olvidadas por el mundo. Ahora, 70 años después de su rodaje, gracias a Filmin tenemos la oportunidad de reencontrarnos con una de las grandes rarezas del cine de terror y cine negro clásicos, que fue saliendo de la oscuridad gracias a una gran cantidad de amantes de la cultura psicotrónica, ‘Dementia’, una obra surrealista tan denostada que apenas había forma de encontrarla hasta hace muy poco tiempo.
Este fue el único trabajo de dirección en la carrera de John Parker, hijo de una familia propietaria de una cadena de cines que no se quería limitar a distribuir las películas de otros, sino que también quería hacerlas. Su momento de inspiración llegó cuando su secretaria, Adrienne Barrett, llegó a la oficina contándole un extraño sueño que había tenido la noche anterior, lo que le proporcionó el material inicial para lo que inicialmente era un corto de diez minutos. Barret, además, acabaría interpretando a “The Gamin”, la protagonista del proyecto.
Parker también recurrió a los servicios del actor Bruno VeSota para que apareciera en el metraje mudo, que se produjo para atraer a inversores que quisieran ayudar a convertirlo en un largo, pero se encontró con que la única interesada resultó ser su madre, así que decidió realizarla él mismo, prácticamente con lo puesto. Se inició el rodaje en 1953 en Venice, Los Ángeles, entre los mismos edificios decrépitos y pasarelas con columnas que aparecen en la posterior ‘Sed de mal’ (Touch of Evil, 1958), de Orson Welles, donde lograron casi todas las escenas en una sola noche, completando el resto en platós alquilados en Hollywood.
Bruno Ve Sota repitió su papel de hombre rico que acaba mal, aunque algunos le achacan también la dirección de la película. Ben Roseman interpreta al padre maltratador de The Gamin y también al extraño agente de policía que la sigue durante todo el metraje. Quizá la cara más conocida para los fans del género es la de Angelo Rossitto, en una fugaz aparición como vendedor de periódicos que sirve para reconocer al actor enano de ‘Freaks’ (1932), que ofrece la primera conexión a primera vista con el cine de David Lynch.
La forja de una cult movie
‘Dementia’ solo dura una hora en la que se nota la falta de presupuesto y decisiones tan poco habituales como utilizar una cita de Preston Sturges, que era amigo de Parker, alabando la película para abrir los créditos, como si fuera un tráiler promocional. Aún más raro es encontrarse con una obra muda realizada más de 20 años desde la última sin diálogos de Chaplin. Aquí sólo se escuchan efectos sonoros y gritos, además de una banda sonora fantasmagórica y fascinante en la que destacan los misteriosos coros de Marni Nixon, que casi parecen imitar el sonido de theremin de las obras de ciencia ficción y terror de la época.
Su voz es sobrepuesta encima de la música del compositor vanguardista George Antheil, quien trabajó con Hedy Lamarr en el desarrollo de las teorías de la radioguía de señal dispersa. La música diegética se compone de jazz underground del legendario grupo de la costa oeste Shorty Rogers and His Giants, que ofrecen una bis ácida y alternativa en su época a ‘Dementia’. A diferencia del cine silente, no hay intertítulos que describan lo que ocurre, sino que todo es pura narración visual y, haciendo honor al origen de la idea, acaba siguiendo la lógica de un sueño.
El silencio acompaña las imágenes de la protagonista, que camina por calles desiertas de la ciudad, precedida por su sombra proyectada por las farolas contra una pared, en una distorsión que recuerda tanto al expresionismo, al cine negro de la época como a una pesadilla real. El director de fotografía de varias películas de Ed Wood, William C Thompson, capturó las calles con recursos visuales tenebristas, con iluminación contrastada, y una doble exposición que parece recrear avenidas como ‘Orlacs Hände’ (1924) de la que también parece tomar prestada su escena de la mano gigante más adelante.
ADN de cine negro lisérgico
Como aquella, el manejo de la luz y las fugas alucinadas de la puesta en escena tratan de representar una psicosis tal y como la siente quien la padece, siendo una de las primeras películas de terror genuinamente freudianas y oníricas de Estados Unidos, entre el arte y ensayo y las serie B más célebre de la década anterior, parece una combinación del cine de Frizt Lang, las piezas de Slavko Vorkapich, ‘Recuerda’ (Spellbound,1945) de Hitchcock y ’Meshes of the Afternoon’ (1943) de Maya Deren, o las primeras películas y cortos de Curtis Harrington.
La historia de ‘Dementia’ parece salida de las páginas de un relato de Shirley Jackson, siguiendo una joven (Adrienne Barrett) hundiéndose en la locura, durante una sola noche en el Skid Row de Los Ángeles. Se despierta de un mal sueño en un hotel de mala muerte que podría haber retratado Edward Hopper y se enfrenta a una serie de situaciones en el transcurso de las siguientes horas en las que recorre la ciudad. A través de un periódico que compra a un enano tenemos las primeras pistas de que ella está detrás del “misterioso apuñalamiento” anunciado al estilo de los montajes de ‘The Lodger’ (1926) de Alfred Hitchcock.
Entre sus diferentes encuentros, hay una visita a un cementerio, que le lleva a recrear algunos recuerdos traumáticos de la niñez, cuando apuñaló a su propio padre hasta la muerte después de que éste asesinara a su esposa infiel. Este flashback se presenta en una escena de puro terror en el que una macabra figura, alta y con una máscara negra, muy al estilo del hombre de la rueda de ‘Recuerda’, se aparece como un fantasma de las Navidades pasadas, y le recuerda el trágico asesinato. Una secuencia que se hizo conocida por ser la película dentro de otra película en ‘The Blob’ (1958) que los adolescentes están viendo en el cine cuando ataca la masa voraz.
Proto terror feminista
Un momento que precede un comportamiento cíclico cuando más tarde, la joven comete otro asesinato cuando un adinerado hombre de limusina (VeSota) se convierte en su víctima, conformando una especie de trama de trauma psicosexual que precede a lo que veremos en ‘El Carnaval de las almas’ (Carnival of Souls, 1962) y que de alguna manera se replica en ‘Última noche en el Soho’ (Last Night in Soho, 2021) que comparte además una temática que todavía era controvertida estos años, la ruptura de la expectativa de si las mujeres pueden ser violentas.
El caos se apodera de la mente de la protagonista en un club nocturno de mala muerte, reflejando su ansiedad en una escena de narrativa inconexa, con música jazz acelerada en un club nocturno donde se acaba fundiendo la realidad y el punto de vista surrealista de la narradora no fiable. Momentos de risas enloquecidas y un ritmo que hace honor al título de la película para mostrarnos la otra cara de la represión posterior a la Segunda Guerra Mundial, exponiendo los entresijos de la nueva noche americana, la fiebre Beatnik en los bajos fondos tal y cómo los inmortalizaron los textos de Jack Kerouac y Hubert Selby Jr.
Un mundo de policías corruptos, proxenetas sórdidos, borrachos lascivos, vendedores ambulantes, señores lascivos que parecía recrear imágenes del poema ‘Aullido’ de Allen Ginsberg y las canaliza en una propuesta de serie B en una noche llena de peligros y placeres prohibidos en la que la protagonista está sola, perdida en su propio purgatorio. Refleja unos años 50 menos idílicos y muestra otra visión de la Norteamérica tras la Segunda Guerra Mundial, y esa imagen de familias perfectas y días felices en barrios de la suburbia.
Un reestreno sonoro a evitar
De hecho, hay cierta influencia de las películas creadas para advertir a los padres de las drogas y el crimen, como la mítica ‘Tell Your Children: Refeer Madness’ (1936) y otros largometrajes que se movían entre la propaganda puritana y el cine de explotación, aprovechando cada minuto de metraje para mostrar todos los efectos posibles de la marihuana, el embarazo adolescente o la promiscuidad. Sin embargo, la película tiene un temprano toque feminista y el la mirada masculina típica en Hollywood se subvierte, ya que la violencia contra las mujeres no se glorifica ni se romantiza, sino que está ahí como un malestar omnipresente.
Esto se deja ver en una de las primeras escenas, cuando un policía se lleva a un hombre borracho que ha pegado a su esposa, a la que vemos retirándose, rechazando el consuelo de la casera que, suponemos, es quien llamó a la policía. Un evento que, si bien encaja con el tono decadente del espacio donde se mueve la protagonista, también activa el tema del maltrato que luego tiene continuidad en el flashback. También se dejan caer ideas de abuso de menores o prostitución, hay múltiples detalles e incidentes dirigidos a mostrar que el mundo en el que vive la protagonista se persigue y oprime a las mujeres.
Esto también tiene una consecución coherente con la naturaleza ilusoria de la narración, que representa el vínculo con la realidad que se debilita, producto de los ansiedades y traumas de la joven, una ruta explorada por el cine de terror a partir de ‘Repulsión’ (1965) ,de Roman Polanski o las futuras ‘Images’ (1972) de Robert Altman, que han abonado las bases de un subgénero en el que se encajan obras como ‘La maldición de los Bishop’ (1971), incluso las subsiguientes ’Babadook’ (2014), ‘Censor’ (2021), ‘Smile’ (2022) o ‘Men’ (2022).
Un legado oculto para estudiar
Cuando la película se terminó de editar se presentó a la Biblioteca del Congreso para ponerle su copyright en diciembre de 1953, pero la Junta Cinematográfica del Estado de Nueva York la rechazó hasta diez veces y prohibió su estreno por ser demasiado para la censura. La versión original finalmente pudo estrenarse en diciembre de 1955, aunque Parker sólo consiguió que se proyectara en pocos cines estadounidenses de la calle 55 de Nueva York, adelantándose a los fenómenos de cine de medianoche y el grindhouse de los 60-70.
Fue reeditada en 1957 como ‘Daughter of Horror’ tras los decepcionantes resultados comerciales, y se reestrenó 14 meses después con dicho título y un comentario “explicativo” a modo narración en off que no solo no aporta nada, sino que hace que la perspectiva freudiana sea más ridícula y obvia. Fue editada por primera vez en Blu-ray en octubre de 2020 y hasta ese momento se pudo ver en copias de muy mala calidad. En general ha permanecido como una rareza cinematográfica que se relaciona también con Resnais a ‘Vértigo’ (1958), el estilo de los episodios de ‘Alfred Hitchcock Presents’ (1955–1962), la obra de Robert Bloch y por supuesto, ‘Psicosis’ (1960).
Pero lo curioso es que no solo hay ingredientes de noir, terror y surrealismo en común con David Lynch, sino que ciertos elementos visuales que se asemejan a lo que mostraría el autor en ‘Eraserhead’ (1977), e incluso algunos detalles que recuerdan a la historia no contada de Rita de ‘Mulholland Drive’ (2001) o, sobre todo, algún episodio su desconocida miniserie ‘Hotel Room’ (1993). Más allá de ello, el recurso de sembrar dudas sobre si el crimen lo ha cometido el protagonista o si lo que vemos en la película es un esquema para aclarar su mente, se adelantaba ya a películas como ‘La pesadilla’ (Chasing Sleep, 2000), ‘Spider’ (2002) o la muy pesadillesca ‘Possum’ (2018).
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La noticia
Fue prohibida durante años y dura solo una hora. El eslabón perdido entre el terror clásico y el cine de David Lynch que se ha hecho de culto y puedes ver en Filmin
fue publicada originalmente en
Espinof
por
Jorge Loser
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