En opinión de este experto, “es poco probable que la tendencia alcista se desacelere significativamente una vez que los índices han cruzado tales umbrales. Desde 1928, el mercado de renta variable ha obtenido un rendimiento normal en promedio tras alcanzar nuevos máximos históricos. Por ejemplo, la rentabilidad del S&P 500 ha sido incluso más alta de lo habitual durante los seis meses posteriores a un nuevo máximo”.
Para Stefan Rondorf, si la inflación no repunta y el crecimiento sigue siendo mayor que las previsiones, los mercados de renta variable deberían ser capaces de lidiar con la situación, incluso si los tipos tardan en bajar o si terminan no haciéndolo. En cambio, si la inflación comienza a subir de nuevo, los mercados podrían verse afectados.
Según su valoración, los resultados empresariales en el cuarto trimestre de 2023 fueron positivos en EEUU y aceptables en Europa y Japón. Sin embargo, añade, “las valoraciones se mantienen demasiado altas, especialmente en EEUU, lo que significa que la tendencia de los beneficios debería mantenerse sólida en el futuro”.
También comenta que “los inversores en renta variable parecen cada vez más complacientes, al menos teniendo en cuenta la relación entre las ratios precio/rentabilidad y la volatilidad”.
Por otra parte, indica que “la concentración del mercado sigue siendo alta, especialmente en EE.UU: los principales movimientos del mercado son causados, en su mayoría, por algunos pesos pesados. Como es lógico, los inversores continúan centrándose en las temáticas de futuro, como la digitalización o la inteligencia artificial“.
Sobre los mercados de deuda pública, Rondorf considera que “se han visto negativamente afectados por la moderación de las expectativas de recorte de tipos. Como consecuencia, la evolución de la deuda y de las acciones ha sido dispar, lo cual incide positivamente en el potencial de diversificación de las soluciones multiactivos”.
En este sentido, señala que “ha aumentado la incertidumbre sobre el momento y la intensidad de los recortes de tipos. Por ahora, los mercados monetarios esperan que la Fed y el BCE apliquen los primeros recortes en junio. A estas alturas, parece incluso posible que el BCE rebaje los tipos antes que la Fed. Esto favorecería al dólar“.
Por último, comenta que “las primas de riesgo de impago (diferenciales) de los bonos corporativos se han reducido a medida que los precios de las acciones han subido. Por ahora, se encuentran históricamente ajustados, por lo que no hay mucho margen en caso de que los hogares o las empresas tengan dificultades para hacer frente al pago de sus préstamos”.