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No obstante, el Índice de Precios de Consumo (IPC) se modera menos de lo previsto, pues se esperaba que la tasa general se situara en el 2,5% y la subyacente en el 2,9%.
Por componentes, los alimentos, el alcohol y el tabaco registran la tasa anual más alta en febrero (4%, frente al 5,6% en enero), seguido de los servicios (3,9%, frente al 4% en enero), los bienes industriales no energéticos (1,6%, frente al 2% de enero) y la energía (-3,7%, frente al -6,1% de enero).
Por países del euro, Croacia (4,8%), Estonia (4,4%) y Austria (4,2%) sufren las mayores tasas de inflación. Por el contrario, en Letonia (0,7%), Italia (0,9%) y Lituania (1,1%) se observaron las menores subidas de precios.
Entre las grandes economías de la eurozona, la inflación fue del 2,7% en Alemania, del 3,1% en Francia y del 2,9% en España.
“El proceso desinflacionario continúa también a nivel nacional, aunque las diferencias dentro de los países siguen siendo significativas“, comentan los expertos de Oxford Economics, que comentan que “las presiones inflacionarias derivadas de las perturbaciones en el Mar Rojo aún no se han materializado, ya que la inflación de bienes cayó aún más hasta el 1,6% interanual desde el 2% interanual anterior. Sin embargo, la inflación de los servicios sigue siendo inestable, cayendo sólo 0,1 puntos porcentuales hasta el 3,9%”.
“Dado que las cifras mensuales de inflación y los precios mundiales de la energía están por debajo de las expectativas del Banco Central Europeo (BCE), es probable que tenga que reducir aún más su pronóstico de inflación en la próxima reunión”, añaden.
En ING señalan que la inflación continúa su lenta tendencia a la baja en la eurozona, “pero los efectos de base hicieron la mayor parte del trabajo pesado el mes pasado, ya que las tasas de inflación mes a mes ajustadas estacionalmente no muestran mucho consuelo para que el BCE recorte los tipos de manera inminente“. De hecho, destacan que “la inflación general tampoco bajó tanto, lo que no sorprende teniendo en cuenta que actualmente se están poniendo fin a las medidas de apoyo energético a los consumidores”.
Para los próximos meses, creen que el panorama general de la inflación “parece relativamente benigno”. No obstante, “el BCE no se sentirá presionado a recortar los tipos mientras persistan las preocupaciones en torno a la inflación de los servicios. En los próximos meses, la pregunta sigue siendo cómo de rápido retrocederá el crecimiento de los salarios y si la demanda de servicios será lo suficientemente limitada como para que la inflación subyacente se atenúe. En cualquier caso, el BCE estará encantado de mantener los tipos sin cambios la próxima semana mientras espera los datos entrantes”.
Por su parte, en Pantheon Macroeconomics reconocen que les cuesta ver al BCE recortando los tipos en abril y ponen la vista en junio. “Los datos de febrero serán tenidos en cuenta por el Consejo de Gobierno la próxima semana. Los riesgos apuntan a un tono relativamente cauteloso, a pesar de lo que casi con seguridad será un cambio moderado en las previsiones”.
De cara al futuro, estiman que la inflación de la energía se encuentra ahora “en una suave tendencia alcista, aunque la inflación de los alimentos tiene que seguir cayendo. En el ámbito subyacente, los efectos de base apuntan a un aumento a corto plazo de la inflación de bienes subyacente, mientras que la inflación de servicios aumentará en marzo debido a los efectos de Semana Santa”.
Sin embargo, “el punto principal es que la inflación subyacente está resultando mucho más difícil de lo que pensábamos. Sólo por esa razón, ahora tenemos que abandonar nuestra previsión de un recorte en abril. Obviamente, esto nos expone al riesgo de un BCE moderado la próxima semana y de un ejercicio de cambios radicales”, añaden.