Temporada de premios aparte, puede que una de las principales conversaciones sobre el medio audiovisual que se ha desarrollado en redes durante este pasado fin de semana haya sido la que ha girado en torno al mítico anime ‘Sailor Moon’ y al hecho de que esa tonalidad rosa predominante que solemos asociar a su imagen no tenga nada que ver con el color original de la serie, siendo fruto del deterioro de las láminas de acetato en las que se crearon los fotogramas de la aventura de Usagi y compañía.
A raíz de esta interesante anécdota, han sido muchas las voces que se han alzado señalando casos similares en los que el aspecto de una obra cinematográfica o televisiva se ha alterado con el paso del tiempo, terminando siendo muy diferente de los de la proyección o emisión inicial; y uno de los largometrajes más mencionados ha sido ese clásico de la ciencia ficción moderna que es la ‘Matrix’ de las hermanas Wachowski.
Pensar en la épica de Thomas Anderson y su distópica batalla con las máquinas nos invita a hacerlo en un cóctel de imágenes más neutras, incluso con predominancia azul, en el mundo real, y en una clara dominante verdosa bañando las escenas ambientadas en la simulación. Pero ojo, porque puede que el recuerdo que tienes del tratamiento del color de la película de 1999 no se ajuste a lo que llegó a nuestras salas de cine hace ya un cuarto de siglo.
Verde que te quiero verde
La ‘Matrix’ que muchos pudimos disfrutar en la gran pantalla, y esto es algo confirmado por el director de fotografía Bill Pope, contó con el mencionado grade verde en los pasajes que transcurren en el mundo digital para generar una sensación de incomodidad en los espectadores de forma inconsciente. No obstante, la intensidad de esta decisión estética y formal ha variado durante los últimos 25 años con cada lanzamiento en el mercado doméstico.
El lanzamiento de la producción en los formatos VHS, DVD y Laserdisc en septiembre de 1999 trajo bajo el brazo una nueva capa de chapa y pintura visual que mermó el tinte verdoso, mucho más sutil que el que se ha quedado arraigado en el imaginario colectivo, y derivó en una tonalidad mucho más cálida y próxima al amarillo que volvió a variar con las ediciones en DVD y Blu-ray comercializadas en 2004 —después del estreno de ‘Reloaded’ y ‘Revolutions’— y en 2008 respectivamente.
Probablemente —al menos, es mi caso— el look de estas dos ediciones es el que llega a tu mente cuando piensas en ‘Matrix’. La calidez de la versión doméstica del 99 desapareció para recuperar la dominante verde que, en esta ocasión, se potenció aún más para ajustarse a los trabajos del director de fotografía y el equipo de coloristas en las dos secuelas, mucho más extremo en las escenas del mundo real de lo que fue en el título original.
Pero esto no es todo, porque el pasado 2018 volvió a relanzarse la trilogía con una remasterización UHD en Blu-ray que, según parece, es la visión original del equipo creativo de la película en lo que a color respecta. ¿En qué se diferencia? Las zonas de la imagen que deben ser verdes continúan siéndolo, pero se han aislado los tonos de piel para darles un tono más cálido y natural, la saturación general se antoja más elevada y los negros parecen más contrastados y con menos detalle.
Por supuesto, no seré yo quien juzgue un trabajo como este, pero si me preguntan a título personal, me quedo a ciegas con las ediciones en DVD y Blu-Ray de 2004 y 2008. El contraste entre el verde predominante y los rostros cálidos me parece bastante poco “estético” y consistente, y llega a distraerme de la acción al hacer que destaquen en exceso sobre el resto de elementos del cuadro; pero claro, esto va a gusto del consumidor.
Los motivos del caos
Ahora bien: ¿qué narices ha pasado, más allá de las decisiones puramente creativas, para este baile de tonos, colores y estéticas? Parte de culpa, como ocurre en muchas otras ocasiones —’Seven’, por ejemplo, tiene una cantidad ingente de versiones en formato doméstico inconsistentes entre sí—, la tiene el simple proceso de captura del material y el posterior etalonaje.
Una vez rodada y revelada la película en 35mm —recordemos que, por aquél entonces, era el estándar— esta se escanea en un proceso conocido como telecine para poder trabajar en la corrección de color y el grade —el look— y una vez completado, el material vuelve a imprimirse en película fotoquímica para archivarse o para proyectarse.
El problema es que para crear las versiones para el mercado doméstico, por ejemplo en DVD, hay que volver a pasar por todo el proceso de telecine y grading, porque el trabajo de color realizado con la versión en 35mm destinada a cines no daría el mismo resultado en otros formatos. A esto, hay que sumar otros factores como el potencial deterioro del negativo a escanear o el hecho de que muchos de los profesionales involucrados en la producción no están presentes durante el proceso, incluyendo al director de fotografía o a los coloristas originales.
El resultado son casos como el que nos ocupa, en los que jamás terminaremos de estar seguros de si estamos viendo un largometraje como sus directores y creativos querían, o si simplemente es fruto de variaciones sin supervisar y otras chapuzas. Y si esto ya os inquieta, esperad a que la inteligencia artificial empiece a meter mano en estas cuestiones…
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La noticia
No era tan verde como la recuerdas, ‘Matrix’ ha estado cambiando de color durante 25 años
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por
Víctor López G.
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