SpaceX ha completado con éxito su quinta prueba del Starship, el mayor cohete espacial jamás construido, y en su primer intento ha conseguido recuperar la primera fase de la nave con una grúa en la misma plataforma de lanzamiento, un hito de la ingeniería espacial.
Poco antes de las 7.30 hora local (12.30 GMT), desde la plataforma de lanzamiento de Boca Chica (Texas), SpaceX ha lanzado el Starship en el quinto vuelo de prueba.
El megacohete ha conseguido poner en órbita el módulo principal con la ayuda de los 39 motores Raptor de su primera fase, que en un hito de la ingeniería espacial sin precedentes ha logrado regresar desde la estratosfera, realizar una desaceleración controlada y posarse en la misma plataforma de lanzamiento para ser recuperada por los “chopsticks” (palillos), una grúa que atrapa esa parte de la nave para volverla a usar.
Esta quinta prueba del Starship, que pesa unas 5.000 toneladas, ha conseguido poner en órbita el módulo y probar un sistema que usa el sistema de comunicación Starlink para, por vez primera, mantener comunicación con el módulo orbital en la fase de reentrada, algo que hasta ahora ningún vuelo espacial ha conseguido.
El módulo orbital ha conseguido sobrevivir a las presiones y las temperaturas extremas de la reentreada y amerizó de manera controlada y “suave” en un punto predefinido en el océano Índico una hora después del lanzamiento, aunque explotó, algo que estaba previsto.
El Starship quiere convertirse en el primer servicio privado que llegue a la Luna y Marte y establezca presencias permanentes y colonias en esos planetas, una visión repetida y considerada viable por su fundador, el magnate Elon Musk.
El proceso por el que el “booster” o propulsor de Starship ha conseguido aterrizar este domingo por primera vez es similar al del cohete Falcon 9, también de SpaceX, un sistema comercial de puesta en órbita mucho más pequeño y pensado, en general, para misiones en órbita terrestre con una ratio de éxito de más del 95 %.