Si no fuera porque el protagonista está basado en un médico real, diríamos que en ‘Mentes brillantes‘ (Brilliant Minds) han intentado hacer una versión bondadosa del Dr. Gregory House. No solo por el tema de los diagnósticos imposibles y los modos heterodoxos de resolverlos, también cierto carácter solitario (e incluso huraño), gusto por “sustancias” y un grupo de “minions” a su servicio configuran algunos de los factores de esta nueva serie de médicos.
Claro, soy consciente de que podría haber establecido paralelismos con esta y con múltiples otras series médicas, pero la protagonizada por Hugh Laurie dejó una huella a la hora de afrontar “el caso de la semana” que esta sigue bastante bien. Con toneladas y toneladas más de corazón y especializándose en la neurología.
Recién estrenada en España en Movistar Plus+ y original de NBC, ‘Mentes brillantes’ nos presenta la historia del Dr. Oliver Wolf (Zachary Quinto), un brillante neurólogo que padece prosopagnosia (incapacidad para reconocer caras) que tras ser despedido por extralimitarse en sus funciones entra a trabajar en un nuevo hospital.
Oliver Sacks, nos encontramos de nuevo
Como digo más arriba, el protagonista está basado en un médico real, el ya fallecido doctor Oliver Sacks, el neurólogo cuyas memorias han servido de base para diversas obras, incluyendo ‘Despertares’, la película de 1990 protagonizada por Robert DeNiro y Robin Williams como una versión ficticia de este médico. De hecho, hay en esta serie una subtrama que apunta a que es el caso concreto que relató Sacks en dicho libro.
Elucubraciones aparte, estamos aquí para valorar la serie en sí y no sus paralelismos o claras referencias aun siendo estas difíciles de obviar. La tradición de dramas hospitalarios es larga y quizás el peor pecado de esta serie en concreto es que su falta de carisma arrastra lo que, por otro lado, se postula como algo inteligente, interesante y sí, a ratos notable.
Nótese el “a ratos” porque, por lo general, ‘Mentes brillantes’ tiene problemas de consistencia y de ritmo que hace que todo vaya a trompicones y nos topemos con buenas ideas, buenos mensajes (la serie es, sobre todo, un canto a la empatía hacia todos y en particular a los que sus condiciones neurológicas les desahucian) y ejecuciones mediocres. A veces están más inspirados y a veces no tanto.
Parte de la culpa la tiene a que no logran dar con la clave del descubrimiento, poco a poco, del pasado de Wolf. En los primeros cuatro episodios apenas hay alicientes para justificar que revisitemos vía flashback esta infancia y primera adolescencia, con la enfermedad de su padre y la “nosesabemuybienqué” de su madre como ejes centrales. Parecen prometer un oscuro secreto del pasado, pero no termina de despegar.
Es una pena, porque por lo demás tiene muchos atisbos de ser una serie que si estuviese mejor cuidada en esas cosas estaríamos hablando de ella como en su momento hablamos de, por poner otra serie con corazón, ‘The Good Doctor‘. No me cabe duda, de hecho, que en lo que coja rodaje y encajen todos los elementos tendremos algo memorable.
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La noticia
Tras Robin Williams, Zachary Quinto interpreta al mismo médico real en su nueva serie. Una ‘House’ con toneladas de corazón que acaba de estrenarse
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Espinof
por
Albertini
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