Con todo, cabe destacar que la venta forma parte de un plan de negociación preestablecido según la Regla 10b5-1, que permite a los directivos de las empresas cotizadas establecer un plan de negociación para vender acciones de su propiedad, lo que ayuda a evitar acusaciones de uso de información privilegiada, según explican en Investing.com.
Asimismo, Denholm también ha ejercido opciones sobre acciones, adquiriendo 112.390 acciones a un precio de 24,73 dólares cada una. Tras estas transacciones, la propiedad directa de Denholm se sitúa en 85.000 acciones.
Estas operaciones llegan en pleno apogeo del fabricante de vehículos eléctricos, que ha visto cómo se disparaban sus títulos desde la victoria del Donald Trump en las elecciones presidenciales de EEUU.
Y es que la buena sintonía entre el presidente electo y Elon Musk, CEO de Tesla, ha impulsado las perspectivas sobre la compañía. Es más, Trump ha elegido al magnate para dirigir un nuevo Departamento de Eficiencia Gubernamental, que se encargará de desmantelar la burocracia, reducir el exceso de regulaciones, recortar gastos innecesarios y reestructurar las agencias federales. Musk ha prometido “hacer temblar el sistema”.
Del mismo modo, y hace tan solo unos días, se conocía que el equipo Trump planea flexibilizar las normas estadounidenses para los vehículos autónomos y que la creación de este nuevo marco legislativo será una prioridad para el Departamento de Transporte de EEUU.
Si bien el Departamento de Transporte puede emitir reglas a través de la Administración Nacional de Seguridad del Tráfico en las Carreteras (NHTSA, por sus siglas en inglés) que facilitarían la implementación de los vehículos autónomos, una ley del Congreso despejaría el camino para la adopción masiva de estos coches.
Actualmente, la NHTSA permite a los fabricantes desplegar 2.500 vehículos autónomos por año bajo la concesión de una exención, pero los esfuerzos legislativos para aumentar esa cifra a 100.000 han fracasado repetidamente.
Por ello, la creación de este marco normativo supondría un impulso para Tesla, pero sobre todo para su CEO, Musk, que lleva varios años prometiendo vehículos totalmente autónomos sin éxito. Es más, la visión a largo plazo de la compañía es producir una flota de los llamados “robotaxis”, coches autónomos que puedan transportar personas sin necesidad de supervisión humana.