Sergio Ramos (38 años) estaba volviendo a disfrutar del fútbol en México tras varios meses sin equipo después de finalizar contrato con el Sevilla el verano pasado. Capitán del Monterrey desde el primer día, ya ha vivido todas las caras posibles en tierras mexicanas. La alegría de marcar un gol, la tristeza de caer eliminado y también una tarjeta roja por propinar una fea patada a un rival. Anteriormente ya había dado un codazo fuera de lugar.