La saga ‘Avatar‘ es, sin lugar a dudas, una de las obras más importantes de James Cameron, una epopeya de ciencia ficción monumental en la que el cineasta ha volcado décadas de ideas, obsesiones y ambiciones narrativas. Con una mitología inmensa y varios hilos narrativos, esta saga siempre ha sido más que la historia de un solo héroe y ‘Avatar: Fuego y ceniza‘ es la película donde esta afirmación se vuelve algo imposible de ignorar.
Ambientada tras los eventos de ‘El sentido del agua‘, la historia muestra a la familia Sully de nuevo en una situación crítica. Esta vez son perseguidos tanto por la RDA -que continúa devastando Pandora- como por un grupo radical de Na’vi decidido a destruir la fe en Eywa. El resultado es la entrega más cargada de narrativa de toda la saga: una epopeya religiosa, política y familiar deslumbrante que también se atreve a explorar terrenos más incómodos.
Ojo, que a partir de aquí habrá spoilers de ‘Avatar: Fuego y ceniza’
Un bicho gigante con mucho corazón
‘Fuego y ceniza’ deja claro que la saga de James Cameron ya no gira solo en torno a Jake Sully. Aunque sigue siendo la cara visible de la franquicia, el foco se desplaza hacia una nueva generación que parece destinada a liderar el futuro de Pandora. Lo’ak asume el rol de narrador, mientras que Spider y Kiri se consolidan como figuras casi místicas, cargadas de simbolismo. Cameron amplía así el horizonte de la saga y subraya que esta es una historia coral, pensada para ir más allá de su protagonista original.
En ese desplazamiento del protagonismo emerge con una fuerza inesperada Payakan, el tulkun que ya nos robó el corazón en ‘El sentido del agua’. Si en la segunda película era un símbolo de la empatía y la tragedia, en ‘Fuego y ceniza’ su arco narrativo es uno de los más poderosos. Castigado y exiliado por desafiar las leyes de su especie tras ayudar a los Metkayina contra la RDA, Payakan se convierte en el verdadero héroe de la película, un líder que se atreve a cuestionar tradiciones sagradas cuando estas relegan a su pueblo a la extinción.
A través de Payakan, Cameron introduce la idea más audaz de toda la saga: el pacifismo no es suficiente frente a la aniquilación. ‘Fuego y ceniza’ es la película más violenta de la saga, y también la más explícita en su llamado a la resistencia armada contra el imperialismo. Aquí, la lucha de los Na’vi no se presenta como un estallido de odio, sino como una respuesta legítima y necesaria. La película no pide comprensión para el colonizador ni se disculpa por la guerra, sino que nos la presenta como un último recurso inevitable cuando todas las demás opciones no han servido para nada.

La aparente repetición de elementos vistos en ‘El sentido del agua’ no es un error, sino una decisión deliberada. Cameron recupera ciertos temas y conflictos para mostrar los peligros que conlleva aferrarse a ciclos y tradiciones cuando el enemigo no las respeta. ‘Fuego y ceniza’ habla de una generación mayor que se da cuenta demasiado tarde de esto y de una generación joven que se atreve a cambiar las reglas para sobrevivir. Al final, aunque Jake Sully siga siendo el rostro de ‘Avatar’, el verdadero héroe de Pandora es Payakan, el tulkun que se atrevió a liderar cuando nadie más quiso hacerlo.
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La noticia
‘Avatar: Fuego y ceniza’ ha vuelto a confirmar una vez más quién es el verdadero héroe de la saga y no es ni Sully ni su familia
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Espinof
por
Belén Prieto
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