Así se advierte en el último número de Cuadernos de Información Económica, donde la institución destaca que España debería comenzar la reducción de la ratio de deuda pública sobre PIB “con celeridad”, no solo para anticiparse a “situaciones potencialmente adversas” en los mercados financieros sino también para “recuperar cuanto antes margen para la política fiscal y para frenar el aumento del coste de la deuda por la subida de los tipos de interés“.
“Los escenarios que se manejan no garantizan, en ausencia de políticas de ajuste, una reducción de la ratio de deuda a partir de 2025. Y es en el horizonte temporal de los próximos diez años donde se juega la sostenibilidad fiscal, cuyos riesgos la Comisión Europea considera elevados en el medio plazo. Todo ello obliga a diseñar y ejecutar con urgencia un plan de consolidación gradual pero continuo y sostenible”, explican desde la Fundación.
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Según Funcas, en un contexto de aplicación de unas nuevas reglas fiscales europeas y de retirada del apoyo del BCE, tanto por las subidas de tipos como por la desactivación de los programas de compra de deuda, sería necesario “iniciar una reducción progresiva de la ratio de deuda sobre PIB anticipándose a situaciones complicadas en los mercados”.
De igual modo, ante la reforma de las reglas fiscales, la posición de varios países de la eurozona apuesta por “una reducción de un punto anual en la ratio de deuda respecto al PIB para los países más endeudados, como es el caso de España”.
“La persistencia de un déficit público elevado es un factor de vulnerabilidad para España, especialmente cuando este año se prevé aumentar las emisiones de deuda pública. A esto se suma la subida de las rentabilidades, desde tasas inferiores al 1% en los últimos años para los títulos a 10 años hasta el entorno del 3,5%, lo que va a suponer un aumento del pago de intereses en relación al PIB“, detallan.
Además, para Funcas, España podría enfrentarse en el corto plazo “a una agudización de las señales de debilitamiento percibidas en los últimos meses como consecuencia del ciclo de restricción monetaria, de modo que el crecimiento registrará una ralentización durante la segunda parte del año”.
“Esta desaceleración de la economía, junto con las medidas de lucha contra la inflación, la indiciación de las pensiones y el incremento de las cargas financieras generado por la subida de los tipos de interés, dificultarán la corrección de los desequilibrios presupuestarios“, concluyen.