El índice de precios al consumo (IPC) se ha situado en junio en el 7,9%, frente al 8,7% del mes anterior y al 8,2% estimado por el consenso. De esta forma, la inflación británica se ha situado en su cota más baja en los últimos 16 meses (desde marzo de 2022).
Asimismo, la tasa subyacente, más ‘pegajosa’, también ha comenzado a dar signos de desaceleración al caer hasta el 6,9% desde el 7,1% de mayo. Un descenso que no se producía desde el pasado mes de enero.
“Tras un aumento inesperado en los datos del mes anterior, este último conjunto de lecturas de inflación ha alimentado la esperanza de que el Reino Unido podrá evitar la necesidad de un ajuste más agresivo gracias a un nuevo aumento previsto para este mes”, analiza Manoj Ladwa, director de ARJ Capital Ltd.
En este sentido, el experto añade que “la reacción del mercado ha sido muy convincente. Los rendimientos de los bonos del gobierno del Reino Unido se han desplomado con los rendimientos de 2 y 10 años cayendo alrededor de 0,25% y 0,15% respectivamente”.
“La lectura de la inflación ha empañado las perspectivas de subidas de los tipos de interés en el Reino Unido, para gran entusiasmo de los inversores”, señala Danni Hewson, jefe de análisis financiero de AJ Bell.
La libra esterlina también ha recibido los buenos datos del IPC con optimismo y se vende con firmeza, hasta caer un 0,97% a 1,2907 dólares estadounidenses.
De cara a esta semana, las ventas minoristas del Reino Unido que se darán a conocer el viernes serán el próximo punto de datos clave para los mercados británicos, y es probable que la libra esterlina siga presionada tras los datos este miércoles, “lo que mantiene la perspectiva alcista para el FTSE a corto plazo“, comenta Ladwa.