La Confederación ha señalado que la composición “ha cambiado totalmente frente al patrón observado en trimestres anteriores, con un notable dinamismo de la demanda interna”, la cual aporta 1,9 puntos porcentuales, mientras que la contribución del sector exterior se ha vuelto negativa por la caída de las exportaciones, que son -1,5 puntos porcentuales.
En la mejora de la demanda interna ha sido clave la recuperación del consumo privado, que aumenta un 1,6% intertrimestral, lo que contrasta con las caídas de los dos trimestres anteriores. Así, este comportamiento podría venir explicado por la desaceleración de la inflación y la buena marcha del mercado laboral.
Además, el consumo público también se recupera significativamente, con una tasa de crecimiento del 1,5%.
Por otro lado, la inversión en construcción tras la paralización de proyectos del año pasado por el aumento de los costes de los materiales, comienza a normalizarse y registra un incremento notable en términos intertrimestrales. Sin embargo, la inversión en maquinaria y equipo, aunque sigue aumentando, lo hace a un ritmo más moderado, acusando el deterioro de las expectativas y la subida de los tipos de interés y el retraso de la materialización de los fondos europeos.
Desde el punto de vista del sector exterior, tanto las exportaciones como las importaciones han mostrado una significativa caída, tras los crecimientos del primer trimestre de 2023. La caída más intensa de las exportaciones frente a las importaciones en el segundo trimestre ha dado lugar a una aportación negativa del sector exterior, por lo que han indicado que se debe “cuidar aquellos factores que inciden de forma directa en la competitividad”.
Asimismo, han considerado que se observa “una gran heterogeneidad en la evolución por sectores”. Cabe destacar la fortaleza del sector de los servicios, sobre todo, en las ramas de actividad ligadas al turismo, al ocio, las telecomunicaciones y las profesionales que incorporan más valor añadido.
LA INDUSTRIA, AFECTADA POR LA CAÍDA DE LA DEMANDA EXTERIOR
Por el contrario, la industria ha anotado una caída trimestral de su actividad debido a la ralentización de la demanda a nivel europeo y también mundial. También las actividades inmobiliarias se están viendo afectadas negativamente por la subida de los tipos de interés y el aumento de la incertidumbre, que está frenando las operaciones inmobiliarias. Por último, han destacado que el sector primario está sufriendo una notable desaceleración, tanto por la sequía como por el encarecimiento de sus inputs.
Por otro lado, las horas trabajadas crecen en el segundo trimestre, con una tasa trimestral del 1,3%. De este modo, se recuperan los niveles previos a la crisis; la productividad por puesto de trabajo equivalente a tiempo completo se reduce significativamente tanto en tasa intertrimestral como interanual, frenando la tendencia a la recuperación que se venía observando; y los costes laborales unitarios continúan creciendo y, en comparación con la situación previa a la crisis, son un 11,6% superiores a los del cuarto trimestre de 2019.
Por el lado de las rentas, hay que destacar que el Excedente de Explotación Bruto se estanca en el segundo trimestre, tras retroceder un 3,6% en términos trimestrales en el primero.
Por lo tanto, cabe señalar que el EBE está retrocediendo en lo que va de año, de ahí la desaceleración que está registrando en términos interanuales. Por su parte, la remuneración por asalariados continua su recuperación en términos trimestrales, al igual que los impuestos.
De cara a la segunda parte de 2023, el balance de los riesgos sigue sesgado a la baja. El impacto de la subida de los tipos de interés, que el BCE ha elevado hasta el 4,25% el 27 de julio, sobre el consumo e inversión de familias y empresas y la situación de las finanzas públicas, junto al panorama geopolítico, configuran, entre otros factores, un escenario que puede lastrar la actividad y el empleo.