La figura del héroe de acción lleva bastante tiempo cotizando a la baja en Hollywood, pero creo que nadie discute que Jason Statham es uno de los más convincentes de los últimos años. Dentro de muy poco le veremos en ‘Los Mercenarios 4’, pero antes lanza ‘Megalodón 2: La Fosa’, continuación de uno de sus mayores éxitos de taquilla que a priori lo tenía todo para ser uno de los grandes pasatiempos enloquecidos de este 2023.
Y digo a priori porque ya la primera entrega dejaba con un sabor de boca agridulce, ya que prometía ser mucho más loca y divertida de lo que realmente fue ‘Megalodón’. No voy a deciros que todos su problemas se han arreglado con la secuela, pero sí que aquí se abraza sin complejos su condición de serie b multimillonaria para dar forma a un entretenido disparate que supera con holgura a su predecesora.
Sin miedo al ridículo
Una cosa que queda muy clara desde su brillante y contundente prólogo es que en ‘Megalodón 2: La Fosa’ aprendieron muy bien cuál fue uno de los principales errores de la primera entrega: la turra en la que se convertían algunas escenas que intentaban dar un toque dramático a varios de sus personajes. Sobre el papel era un intento loable de darle más profundidad al asunto, pero a la hora de la verdad restaba en todos los frentes.
Con eso no quiero decir que aquí no haya algunos valles de interés provocados por el lado humano de la historia, pero los guionistas Dean Georgaris, Jon Hoeber y Erich Hoeber entienden mejor que no deja de ser un pegamento narrativo necesario pero en el cual no es necesario deleitarse. Aquí hemos venido a ver cómo tiburones gigantescos provocan el caos y dejan sangre y destrucción a su paso. Y de eso puedo prometeros que hay mucho, aunque luego no todo sea igual de bueno.
Por lo pronto, se nota que hay un cierto tono de cachondeo que ayuda a que el espectador se sumerja mejor en una historia que no deja de ser la suma de malas decisiones y las soluciones disparatadas con las que se intenta salir adelante y evitar convertirse en otra víctima más de esas monstruosas criaturas. Por ello, aquí no es tan importante el manejo de la tensión, algo que sí que Jon Turteltaub intentaba potencia en la primera criatura, como un descacharrante descontrol en el que lo importante es seguir hacia adelante sin el más mínimo sentido de la vergüenza.
Es inevitable acordarse de ‘Tiburón’ a la hora de enfrentarse a una película como ‘Megalodón 2: La Fosa’, pero lo cierto es que sus referentes están más en una serie bastante variada de títulos que, de una forma u otra, surgieron como consecuencia del histórico éxito de la cinta dirigida por Steven Spielberg. Eso lleva a que estemos ante un largometraje muy atrevido a la hora de integrar elementos, lo cual lleva a que el factor acumulación sea vital a la hora de conectar con lo que sucede en pantalla.
Y es que lo más fácil sería despacharla como un pastiche sin pies ni cabeza, porque, siendo justos, no deja de ser eso. Sin embargo, también hay clases a la ahora de hacer algo así y se nota que Ben Wheatley no quiere limitarse a cumplir el expediente en un proyecto que sobre el papel está en las antípodas de su cine. Y eso ayuda a que el despiporre en el que se convierte ‘Megalodón 2: La Fosa’ funcione más veces de las que te deja con cara de no entender cómo te están intentando vender algo así.
Por ejemplo, toda la parte de la travesía submarina es una decepción, ya que hay demasiado momentos en los que uno se entera demasiado bien de lo que está sucediendo, y eso es imperdonable en una producción de estas características, tanto por cómo afecta a cualquier tipo de tensión como por el hecho de no sacar partido a los monstruosos seres que pululan por allí.
Afortunadamente, esa es una excepción, ya que lo más habitual es que el lujoso despliegue -su presupuesto se calcula en 130 millones de dólares- luzca en pantalla y permita grandes momentos de lucimiento a sus dos grandes protagonistas. Porque sí, obviamente Statham es uno de ellos y le tenemos a tope con ese carisma inconfundible suyo, pero prácticamente la misma importancia tiene el personaje interpretado por Wu Jing.
Soy consciente de que algunos habrán arrugado el morro al leer el nombre de Jing, pero es que se trata de una de las mayores estrellas de China, habiendo participado en enormes éxitos como ‘Wolf Warriors’ o ‘La batalla del lago Changjin’. Eso sin duda ha llevado a que aquí tenga multitud de momentos para lucirse, lo cual crea una curiosa alternancia, pues en condiciones normales uno esperaría que prácticamente todos los momentos en plan “Mira lo mucho que molo” fuesen para Statham, pero no es el caso. Algo así puede chocar de entrada, pero la verdad es que le sienta bien a ‘Megalodón 2: La Fosa’, sobre todo cuando se extiende al personaje de Page Kennedy, quien brilla en su rol de secundario cómico.
A cambio, es verdad que el humor utilizado en la película tiene algunas pegas, sobre todo cuando toca verbalizarlo, donde se nota que no se le ha prestado demasiado atención, confiando en que el gancho de sus protagonistas sea suficiente para elevarlo. A cambio, cuando la comedia llega por otras vías -hasta en el trabajo de subtitulado con ese inolvidable “Ciao, Pescao“-, sí que suele encajar mejor.
Dicho todo esto, ‘Megalodón 2: La Fosa’ en ningún caso es una gran película, pero sí resulta más satisfactoria que su predecesora a la hora de cómo aborda un material que no deja de ser simple explotación. A cambio de reducir la tensión casi al mínimo, nos queda un espectáculo desatado y sin miedo al ridículo con el que aquellos que conecten van a pasar un buen rato. Aquellos que ya vayan con otra idea, igual es que ni deberían verla, la verdad.
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La noticia
‘Megalodón 2: La Fosa’ es mejor y más divertida que la primera: Jason Statham lidera un enloquecido disparate que abraza sin complejos su condición de serie b multimillonaria
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Espinof
por
Mikel Zorrilla
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