La titular del BCE ha dedicado gran parte de su intervención a analizar la situación económica en el Viejo Continente y en el resto del mundo, y ha asegurado que “el nuevo entorno prepara el terreno para shocks de precios relativos mayores” que los vistos antes de la pandemia.
“Si enfrentamos mayores necesidades de inversión y mayores limitaciones de oferta, es probable que veamos presiones de precios más fuertes en mercados como el de las materias primas, especialmente en el caso de los metales y minerales que son cruciales para las tecnologías verdes”, ha asegurado.
Además, “los precios relativos también tendrán que ajustarse para garantizar que los recursos se reasignen hacia los sectores en crecimiento y lejos de los que se están reduciendo”.
Para controlar la inflación ha destacado la importancia de “mantener firmemente ancladas las expectativas de inflación incluso cuando haya desviaciones temporales” de la meta del organismo, “como puede ser el caso en una economía más propensa a shocks”.
“Y también será clave para mantener la confianza pública en que, incluso en un entorno nuevo, no perderemos de vista nuestro objetivo. Debemos y mantendremos la inflación en el 2% a medio plazo“, ha manifestado.
Lagarde también se ha referido a los mercados laborales, en los que los cambios vividos desde la pandemia “han puesto a los trabajadores en una posición más fuerte para recuperar las pérdidas salariales reales“.
“Como estamos viendo hoy, cuando los trabajadores tienen un mayor poder de negociación, un aumento de la inflación puede desencadenar un crecimiento salarial para ‘ponerse al día’, lo que puede conducir a un proceso inflacionario más persistente“, ha valorado.