Y aunque son imprescindibles para mantener el Estado del bienestar y financiar, por ejemplo, la sanidad pública, las carreteras o la educación pública, su pago afecta a los bolsillos y no suelen ser del agrado de los ciudadanos.
Sin embargo, no siempre somos conscientes de que estamos contribuyendo a Hacienda ya que algunos tributos están englobados en los precios. Es el caso de los que se pagan por adquirir o utilizar un determinado bien o servicio, que se enmarcan en la categoría de impuestos indirectos.
Así, mientras los directos gravan ‘directamente’ la actividad económica (como el IRPF, impuesto directo que grava el salario), los indirectos actúan de forma menos consciente al recaer en el consumo.
Además, los impuestos indirectos afectan a todos los ciudadanos por igual. Así, a diferencia de los directos, cuyo gravamen depende de los ingresos o patrimonio, los indirectos son independientes del nivel adquisitivo.
Una particularidad que permite que su recaudación sea más simple: se pagan en el mismo acto de consumo, por lo que nadie se ‘libra’ de ellos.
IVA: EL IMPUESTO INDIRECTO MÁS FRECUENTE
Dentro de los impuestos indirectos, hay varios tipos. El más conocido, sin duda alguna, es el Impuesto sobre el Valor Añadido, el IVA. Un tributo que grava todos los servicios y productos adquiridos a empresarios y profesionales mediante un tipo (porcentaje) distinto:
– El tipo de IVA general, el que se aplica sobre la mayoría de productos, es el 21% del precio del producto que se compra en nuestro país.
– El reducido, que grava el transporte, determinados productos alimenticios o las medicinas, es del 10%.
– Por su parte, el superreducido es para los productos de primera necesidad, como la leche, el pan, la fruta o los libros, y es del 4%.
– También hay casos de productos y servicios que estando sujetos al IVA, están exentos, lo que equivale a un tipo del 0%.
OTROS IMPUESTOS INDIRECTOS
Otros tipos de impuestos indirectos son los especiales, aquellos que gravan, por ejemplo, el alcohol, el tabaco, las matriculaciones de coches o el carburante. Cada categoría, como indican los expertos de Singular Bank, cuentan con un tipo diferente.
Además, existe el Impuesto sobre Transmisiones Patrimoniales y Actos Jurídicos, tributo que se aplica a las transmisiones patrimoniales entre particulares (en la compra de una vivienda o un coche de segunda mano, por ejemplo), operaciones societarias y los actos jurídicos documentados. Las primeras se gravan a un tipo de entre el 4% y el 10%; las segundas, al 1%; y las terceras, a cerca de un 0,5%.
Por último, en España también existe un impuesto indirecto que no suele afectar a la economía familiar: el de Renta de Aduanas, que grava la importación o exportación de mercancías.