Encabezando la comitiva se encontraba el vehículo fúnebre con el cuerpo de Raisi, así como los de Amirabdollahian, el gobernador de la provincia iraní de Azerbaiyán Oriental, un alto clérigo de Tabriz, un funcionario de la Guardia Revolucionaria y tres miembros de la tripulación de la aeronave.
De luto riguroso, con banderas iraníes y fotografías del presidente, miles de ciudadanos han caminado lentamente junto a los ataúdes, a los que han arrojado flores mientras un maestro de ceremonias lloraba a través de un altavoz por los fallecidos.
Al inicio de la ceremonia, el ministro de Interior, Ahmad Vahidi, les ha rendido un homenaje y se ha referido a ellos como “mártires“. “El pueblo iraní ha demostrado que transforma cada calamidad en una escalera para elevar a la nación a nuevas glorias”, ha afirmado.
Los cuerpos viajarán a la ciudad sagrada del seminario chií de Qom antes de dirigirse hacia Teherán este mismo martes. El miércoles, un funeral presidido por Jamenei se convertirá también en una procesión. El jueves, la ciudad natal de Raisi, Birjand, será testigo de una procesión, seguida de un funeral y entierro en el santuario del Imam Reza en la ciudad santa de Mashhad, el único imán de fe chiíta enterrado en Irán.