Estos expertos explican que “la creencia de que la inflación ha sido controlada” ha impulsado a las bolsas a nuevos récords. “Y esto”, añaden, “plantea una cuestión difícil a muchos inversores que pasaron a invertir más en efectivo en 2023, atraídos por los altos tipos ofrecidos”.
Ahora, esos mismos inversores se plantean si deberían tener miedo de invertir ese efectivo cuando el mercado está en máximos históricos, ahora que los bancos centrales se plantean comenzar a recortar los intereses.
Los expertos de Schroders afirman que “tras alcanzar un máximo de alrededor del 9% en la segunda mitad de 2022, las tendencias desinflacionistas son claras y los bancos centrales ya no necesitan mantener los tipos de interés tan altos”.
IMPORTANCIA DE LA PSICOLOGÍA
Funk y Jameson afirman que “el mercado alcanza máximos históricos más a menudo de lo que se piensa“. Y explica que, según un estudio de Schroders, de los 1176 meses transcurridos desde enero de 1926, el mercado registró máximos históricos en 354 de ellos.
“Si realmente nos fijamos en los datos y en las veces que el S&P ha estado en un máximo histórico, ha ocurrido el 30% de las veces. Y en realidad, los resultados de la inversión no han sido malos si la compra se realizó durante un máximo histórico. Si miramos atrás, habríamos batido a la inflación en un 10,3% invirtiendo en máximos históricos, frente al 8,6% de otros periodos. Así que invertir cuando el mercado está en máximos no es necesariamente algo perjudicial“, argumentan.
Además, afirman que “en horizontes temporales largos, las diferencias de rentabilidad pueden acumularse y ganar peso”. Por ejemplo, si se hubieran invertido 100 dólares en el mercado de valores de EEUU en 1926 y hubieran permanecido intactos, ahora valdrían unos 85.000 dólares, según sus datos.
En cambio, una estrategia que saliera del mercado y entrara en efectivo durante el mes siguiente cada vez que el mercado alcanzara un máximo histórico (y volviera a entrar cuando el mercado no estuviese en máximos) solo valdría 8.790 dólares, un 90% menos.
“En conclusión”, sentencian estos expertos, “es normal sentir nerviosismo por el futuro cuando la bolsa está en máximos históricos, pero ceder a ese sentimiento habría sido muy perjudicial para las inversiones“.