Parecía, al menos a juzgar por el primer episodio, que esta temporada 2 de ‘La casa del dragón’ se iba a tomar las cosas con algo más de calma. Nada más lejos de la realidad ya que ‘Rhaenyra la cruel‘ me ha tenido más de una hora absorbido con un capítulo ejemplar de la serie de HBO. Pero veamos qué ha pasado.
Por cierto, a partir de aquí spoilers del episodio 2×02 de ‘La casa del dragón’.
Comenzamos prácticamente donde lo dejamos la semana pasada: con la mañana siguiente al asalto de Sangre y Queso. El rey Aegon (Tom Glynn-Carney), completamente enfurecido. Alicent (Olivia Cooke) y Helaena (Phia Saban), completamente desoladas… y un pensamiento que recorre toda la corte: Rhaenyra (Emma D’Arcy) ha ido demasiado lejos. Sin embargo, hay otro pensamiento ¿y si no han sido los negros sino una traición?
Funeral
Si bien no lo descartan, ven que, como en toda buena guerra, como toda buena política, la narrativa es lo importante. A pesar de que Aegon quiere la peor de las venganzas, Otto Hightower (Rhys Ifans) convence a todos para hacer todo un funeral de estado: un cortejo fúnebre con un mensaje que deje claro al pueblo que la pretendiente al trono es todo un monstruo («Contemplad la obra de Rhaenyra la cruel» pregonan los pregoneros).
Así, tenemos una escena con la que es imposible no acordarse del penitencial paseo de la vergüenza de Cersei en ‘Juego de tronos‘. Si en aquella ocasión fue una caída en desgracia de la regente, aquí tenemos el reflejo positivo: el clamor y el cariño del público hacia Helaena, con vítores hacia ella y gritos de «matasangre» y «monstruo» hacia Rhaenyra.
En esto estará la reina mientras tenemos encerrado a uno de los dos perpetradores que, ante la mera sugerencia de tortura (le ha faltado tiempo en cuanto ha visto los instrumentos) lo suelta todo a Larys (Matthew Needham): Daemon Targaryen (Matt Smith) les contrató a él y a un cazarratas, desembucharía antes de ser visitado por la maza de Aegon.
Mientras, en Rocadragón no dan crédito a lo que ha pasado en Desembarco del Rey y, sobre todo, el que culpen directamente a Rhaenyra. Pero, aun más, más estupefacta se queda la reina negra cuando ve que su Consejo la ve capaz de hacerlo en medio de la rabia por la pérdida de Lucerys. Poco tarda la reina en saber que el culpable fue su cónyuge, Daemon.
Por tanto, tendremos una de las escenas más intensas del episodio… y no será la única. Con una ¿ruptura? o al menos una separación entre una y otro. La jugada de Daemon ha sido demasiado para Rhaenyra, quien no duda en echarle en cara el que tenga sus propias intenciones y, de hecho, pone en duda las propias lealtades de su tío ¿quiere el trono para su esposa o para él?. Tras la discusión, veremos a Daemon salir a lomos de su dragón.
Pecados draconianos
Si este episodio tiene un gran tema común es, quizá, el del pecado. En el sentido tanto de transgresión hacia los dioses como hacia el prójimo y al que debes lealtad. No solo que Alicent esté convencida de que la decapitación de su nieto haya sido culpa de sus pecados; que Criston Cole (Fabien Frankel) también vea que lo suyo no puede tener absolución; también el faltar (traicionar) al otro para perseguir las propias ideas, no seguir los “protocolos” impuestos e incluso el escurrir el bulto.
Ahí tenemos a Cole, bajo cuya guardia se perpetró el asesinato (estaba distraído debajo de Alicent, recordemos), decide responsabilizar a Ser Arryk (Luke Tittensor) de la aciaga noche. Puede pagar por sus pecados si va a una misión suicida: hacerse pasar por su hermano Erryk (Elliot Tittensor), colarse en Rocadragón y matar a Rhaenyra. Esto nos lleva también al qué pasa cuando se nos empiezan a descontrolar nuestras piezas…
Y es que Alicent y su padre se encuentran en este episodio con toda una patata caliente en lo que intentan hacer control de daños y viendo cómo Aegon se toma la justicia por su mano colgando a todos los cazarratas de la Fortaleza roja. Algo que, desde luego, no se toma nada bien Otto, que ve cómo eso es dañino para la imagen del bando. Tras una dura discusión con Aegon, el rey le relega de sus funciones. Criston se convierte en la nueva Mano.
El episodio termina con la ejecución del plan “maestro” de ser Criston. Ni que decir cabe que, por supuesto, va a salir mal. En lo que abandona Rocadragón, Mysaria (Sonoya Mizuno) advierte que, o Erryk tiene el don de la ubicuidad, o es imposible que esté ahora mismo entrando en el castillo. Antes de que pueda ejecutar a Rhaenyra, Arryk es detenido por su hermano gemelo, produciéndose un combate no demasiado inspirado entre ellos. Al final, el beso del filo de la espada acaba con los dos. Uno mata al otro y después se suicida ante los ojos de la reina.
Ahora toca ver qué pasa a continuación cuando desde Desembarco del Rey se den cuenta de que el plan ha fallado estrepitosamente. También, sabemos que Baela ha partido para allá y no sabemos dónde se ha ido Daemon… pero seguramente le veremos la próxima semana.
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La noticia
‘La casa del dragón’ (2×02) – Propaganda funeraria y duelo de gemelos en un espléndido episodio que pone a prueba las lealtades de los protagonistas
fue publicada originalmente en
Espinof
por
Albertini
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