“Tranquilo Luis, sigue todo igual. Barcelona te quiere contratar”. La voz de Josep María Bartomeu resonó a un Océano de distancia. Era sábado, Luis Suàrez ya estaba en su casa de Ciudad de la Costa, en Uruguay, luego de haber salido tratado casi como si fuera un delincuente desde Brasil, y el presidente azulgrana le hacía saber que el interés de los culés no se había modificado un ápice. Era el inicio de una historia que se cerró con 198 goles de Lucho en Barcelona más una Champions , varias Ligas y mucha gloria.