Errática, alejada de su mejor nivel y con una propuesta irregular, Bélgica ha cansado a sus aficionados, que desde hace una década, desde la irrupción de la ‘Generación Dorada’, sueñan con un título que se hace esperar y que ha terminado con su paciencia: exigen excelencia, no victorias a los puntos, y ya silban a sus jugadores, sorprendidos y decepcionados por la actitud de sus hinchas.