Llegar lejos o no en la Champions League tiene que ver también con tener jugadores con estrella, y el Liverpool tiene a Mohamed Salah. Su calidad fue suficiente para acabar con un Bolonia peleón y meritorio que soñó con asaltar Anfield pero se encontró con la negativa del egipcio, asistente en el primero y autor de un golazo para cerrar el partido (2-0).