En 2003, hace algo más de dos décadas, Max Factor otorgaba, como todos los años, su premio al “Rostro más bonito del cine español”, que en ediciones anteriores habían ganado Goya Toledo o Silvia Abascal -y que, por cierto, no se otorga desde 2017, cuando ya habían cambiado “bonito” por “glamuroso” y se lo llevó Bárbara Lennie-. Pero, a inicios de siglo, solo había una persona que podía ganar algo así, un rostro argentino que había entrado en el cine patrio por todo lo alto: Natalia Verbeke. Sin embargo, el tiempo ha hecho que muchas veces nos olvidemos de ella. Y es que, ¿qué fue de Natalia Verbeke?
Hay que ver(beke)
Natalia Carolina Verbeke Leiva nació el 23 de febrero de 1975 (o sea, que tiene 49 años) en Buenos Aires. A los once dejó atrás el Río de la Plata para cambiarlo por el Manzanares y se vino a Madrid, donde, después de pasarlo regular durante años por dejar todo lo que conocía atrás, acabó estudiando arte dramático y danza contemporánea. No tuvo que esperar mucho para debutar: a los 23 años, en 1998, ya co-protagonizaba ‘Un buen novio’ junto a Fernando Guillén Cuervo, en la que, según contó a Fotogramas, no quería salir desnuda porque “era mi primera película. Luego vi que no significaba tanto”. Y se convirtió, a su pesar, en un mito erótico.
Su carrera, de pronto, paró en seco: ella quería desligarse de la chica sexy, pero solo le llegaban papeles de lolita. Por suerte, pudo trabajar junto a Eduardo Noriega en la destacable ‘Nadie conoce a nadie’, con quien repitió en ‘Carretera y manta’ (que protagonizaba la gran Carmen Maura). Era 2001 y aún estaba intentando encontrar su lugar en el mundo del cine entre películas americanas (‘Jump tomorrow’) y cine de Mariano Barroso (‘Kasbah’). Y entonces, el destino le dio una oportunidad de oro llegada exactamente de su lugar de origen.
‘El hijo de la novia’, de Juan José Campanella, es una joya. No creo que haya ninguna duda a estas alturas, y Verbeke se dio cuenta de inmediato, porque, de hecho, llamó al director para decirle que iba a ser su futura actriz estrella. Funcionó, y de qué manera: la película fue el motivo por el que la pararon en la calle por primera vez para pedirle un autógrafo. Al volver a España, donde no sabía que se había hecho famosa y tuvo casi que apartar de su portal a los reporteros de ‘Aquí hay tomate’, tuvo la posibilidad de formar parte del cuarteto protagonista de una de esas películas que hacen historia en nuestro cine: la musical ‘El otro lado de la cama’.
¿Quién podría imaginar que volvería de este viaje?
Natalia Verbeke ya tenía nombre propio en el cine español. O dicho de otra manera: podía cantar junto a Guillermo Toledo, Ernesto Alterio y Paz Vega sin que nadie dijera “¿Esta quién es?”. La cinta recaudó 12 millones de euros y los proyectos, a lo largo de los años, empezaron a acumulársele. Y eso que, como le declaró a El Mundo, “estaba tan centrada en el trabajo que no viví esa parte de la popularidad”. De hecho, entre portadas sugerentes, teatro, cine y televisión, nunca se le pasó por la cabeza que se estaba convirtiendo en una famosa. Y no le gustaba: “Yo por lo único que quiero estar en boca de la gente es por mi trabajo, por nada más”, dijo en la misma entrevista de El Mundo.
Los paparazzis empezaron a perseguirla a medida que iba sumando películas en su filmografía: ‘Días de fútbol’, ‘El juego de la verdad’, ‘El método’, ‘A golpes’… Solo en la década de inicio de siglo, Verbeke apareció en 17 películas. Y podrían haber sido más de no ser porque sintió ulular los cantos de sirena de la televisión: no muchos recordarán sus papeles en ‘El pantano’ y ‘Al filo de la ley’, pero seguro que sí recuerdan que en 2007 se unió al plantel de la serie estrella de España en aquel momento: ‘Los Serrano’.
Duró un par de años en la serie, desde el capítulo 20 de la temporada 6 hasta el 14 de la temporada 7, con un cameo especial en la tanda final. Más de cuatro millones de televidentes la veían cada martes, y, como curiosidad, aprovechó la fama para hacer un truco de birbibirloque entre proyectos que la apasionaban: trabajar al mismo tiempo en una película (‘Las chicas de la sexta planta’) y una serie (‘Doctor Mateo’). El problema es que la serie se grababa en Madrid y la película en París. La jugada de rodar dos días aquí y dos días allí salió bien hasta que estalló el Eyjafjallajökull en Islandia en 2010 y se quedó tirada entre aeropuertos… el último día de rodaje. Buena suerte, pero por los pelos.
La casa de Verbeke
Después de hacer ‘Doctor Mateo’ y ‘Bienvenidos al Lolita’, sus apariciones cinematográficas y televisivas empezaron a bajar. En 2015, directamente, no apareció en la pantalla. Ella misma lo explicaba en El Mundo: “Llegas a esa franja de los treinta donde, aunque yo tengo cara de jovencita y aparento menos, ya no les encajas porque ya no eres la jovencita guapa y aún no das de madre“. Ya no hacía cine, pero sí teatro, el eterno salvador.
De hecho, hizo en teatro ‘Invencible’ ya embarazada de su hija Chiara, y le siguieron un buen montón de obras. Y, de pronto, volvió a encajar, aunque fuera en películas menores. En Francia ‘Atraco en familia’ y en Polonia hizo una co-producción hispano-argentina titulada ‘El último traje’. Eso sí, aunque paró un poco el motor para cuidar de su recién nacida, nunca dejó de trabajar. Como ella dice, “Hice más teatro, que se concilia mejor”.
Mientras esperamos su retorno al cine (volverá por partida doble este año, con ‘Padres’ y ‘Un paseo por el Borne’), lo cierto es que ha vivido un auténtico resurgir televisivo. Ha sido coprotagonista de ‘Todos mienten’, ‘Ana Tramel, el juego’ y recientemente en los 5 episodios de ‘Una vida menos en Canarias’. Pero lo gordo está por venir, porque lidera el reparto de ‘El refugio atómico’, lo nuevo de Álex Pina, el creador de ‘La casa de papel’.
Vamos, que más que un “¿Qué fue de Natalia Verbeke?” nos deberíamos estar preguntando “¿Qué es lo próximo de Natalia Verbeke?”, una actriz incombustible que siempre parece estar en su mejor momento.
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La noticia
Qué fue de Natalia Verbeke, el “rostro más bonito del cine español” que acabó reencontrando la pasión embarazada en el teatro
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Espinof
por
Randy Meeks
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