Esta transacción forma parte de la estrategia de Repsol para rotar su cartera de activos.
La efectiva transmisión de los activos está sujeta al cumplimiento de determinadas condiciones suspensivas habituales en este tipo de transacciones, que incluyen las aprobaciones correspondientes y el derecho preferente de tanteo por parte de los socios actuales en los proyectos incluidos en el acuerdo.
Se estima que la operación reducirá la deuda neta del grupo en unos 500 millones de dólares (473 millones de euros) como consecuencia de la caja obtenida y que producirá un efecto de -130 millones de dólares (123 millones de euros) en la cuenta de pérdidas y ganancias del ejercicio 2024, que se ajustará según los datos definitivos en el momento de la transmisión de los activos -previsiblemente en el primer trimestre de 2025.